Buen título para la primera entrada de este nuevo blog.
Fin.
Esa palabra dije hace mucho tiempo tras una revisión de un manuscrito que pretendía ser novela.
Me miré al espejo, satisfecho por el trabajo realizado pero, el reflejo que se veía, no era mi rostro. Era un tío venga a descojonarse.
Y se reía con razón.
Infeliz. Fin, dice. Ja, ja, ja.
Y estaba en lo cierto. No lo era.
Como tampoco lo fueron los 358.679 finales posteriores.
¿Cuándo se termina de escribir un libro? Probablemente nunca. Siempre cambiarías cosas hasta que llega un momento que tienes que decidir que el fin número 358.680 es el bueno.
Y ahora ya puedo decir que es el definitivo.
Manuscrito oficial entregado.
Lo más difícil ya está hecho.
Por FIN llegó mi segunda novela.
